
Buenas noches D.Mario, ¿concedería Ud cinco minutos de su tiempo a un pobre loco? Permítame que ocupe esta silla junto a Ud . Muchas gracias, antes que nada quiero invitarle al mismo whisky que saboreaba Ud en el cabaret SEFINI esa noche en la bella ciudad de Montevideo. ¿Sabía Ud que ya no existe? Claro, como no, era de suponer.
Le pondré en antecedentes. Soy además de loco de atar, un Oficial de la Marina Mercante. Oficio que me permitió en su momento, conocer su país y a Ud y su obra.
Me encontraba hace poco tiempo en una larga fondeada en las costas de África, abatido por la soledad y la monotonía de la espera. El acceso a internet desde mi barco me dio la oportunidad (la misma que hace al ladrón) de internarme en un chat. La primera condición impuesta para entrar, era elegir un nick o alias y Yo elegí Bennedetti. Para no usurpar totalmente su apellido, cometí una falta de ortografía intencionada duplicando la ene. Me pregunta Ud por qué Bennedetti, quizá inconscientemente buscaba el encuentro con aquel amor perdido entre Durazno y Convención.
El caso es que mi nick llamo la atención y tuvo su éxito. Por mi privado pasaron mujeres de todas las edades, jóvenes, menos jóvenes, maduras, chilenas, argentinas, españolas, uruguayas (cómo no) y hasta una croata que pasaba por allí.
- Que si ¿como te llamas, Mario, no?
- Que si me recitas algo…..
- Hola, qué tal? me llamo Maribí...
Hasta que de pronto D. Mario apareció ante mi un poema suyo escrito en letras rojas
Te propongo construir
un nuevo canal
sin esclusas
ni excusas
que comuniquen por fin
tu mirada
atlántica
con mi natural pacífico.
Enseguida comenzamos a hablar, de lo cercano y de lo lejano, recuerde D. Mario que yo estaba en África y ella en España. De lo humano y de lo divino, yo ya le he dicho que soy un pobre loco y ella D. Mario, ella, es un ángel.
Y así D. Mario día tras día las conversaciones se sucedieron dejándome desarmado, rendido, enamorado. No le diré que caí a sus pies pero si que caí ante sus palabras escritas.
A partir de aquí, sus poesías me ayudaron a mantener la atención y el interés de la princesa. Rostro de Vos, Viceversa, Hagamos un trato, No te salves……y si hubiese podido hubiese seguido con todo el inventario 1 y tras este con el inventario 2.
Yo D. Mario que he sido capaz de hilar dos versos y hacer de ellos un modesto poema, encontraba que sus poesías habían sido escritas para mi uso personal. Eran capaces de expresar lo que ni tan siquiera yo era capaz de pensar que necesitaba decir.
Total D. Mario, que la princesa se mantuvo a la escucha durante un tiempo. Luego sus silencios se hicieron más largos, hasta quedar convertidos en SILENCIO.
Arrastrando tras de mi ya por siempre, el ultimo vestigio de mi perdida dignidad, le escribí enviándole un ultimo poema.
Te dejo con tu vida
tu trabajo
tu gente
con tus puestas de sol y tus amaneceres
sembrando tu confianza
te dejo junto al mundo derrotando imposibles
segura sin seguro
te dejo frente al mar descifrándote
sola sin mi pregunta a ciegas sin mi respuesta rota
te dejo sin mis dudas pobres y malheridas
sin mis inmadureces
sin mi veteranía
pero tampoco creas a pie juntillas todo
no creas nunca creas este falso abandono
estaré donde menos lo esperes
por ejemplo en un árbol añoso de oscuros cabeceos
estaré en un lejano horizonte sin horas
en la huella del tacto
en tu sombra y mi sombra
estaré repartido en cuatro o cinco pibes
de esos que vos mirás
y enseguida te siguen
y ojalá pueda estar de tu sueño
en la
red esperando tus ojos y mirándote.
No he recibido respuesta D. Mario, por eso abusando de su amabilidad y aprovechando esta oportunidad única que la vida me brinda, le pediría a Ud. que escribiera un poema, que sirviera de epitafio a este muerto por AMOR
Nigeria. Noviembre 2004