Y fue tras notar que ese dolor se había instalado en mi hombro con animo de quedarse y cuando mirándome al espejo descubrí todas esas canas que parecían haber salido esa misma mañana… cuando realmente tomé conciencia de que la juventud de mi cuerpo se alejaba de la pretendida juventud que mi mente trataba de demostrar en esta ultima semana… Ya no era ese joven pirata que conquistaba los siete mares y me había convertido en un maduro oficial que lucía palmito en la copa de Navidad de la subdelegación del Gobierno. Había pasado la última semana de copa de vino español a cocktail o fiesta o pincheteo vario… había que reconocer que las féminas no se sentían totalmente indiferentes al uniforme azul y que el tonteo había sido un ingrediente más a añadir al subidón de autoestima que tanto necesitaba…
Habían coincidido el día anterior a bordo. Ella venía por lo del certificado de desinsectación y desratización y a él le tocó atenderla y enseñarle el barco. Venía con ropa de trabajo, pero ni así se podía ocultar el atractivo evidente… Qué mejor regalo del destino que encontrarla solo un día después compartiendo una copa de vino… desplegó todo su encanto y hasta consiguió engatusarla durante un rato, hasta que la conversación derivó al pasado y como no a Africa… ella había sido médico en Malabo… él un pirata al servicio de las petroleras…
Por un año lleno de historias que merezcan ser contadas…
Porque nunca te canses de estar ahí….
Feliz 2008…
