martes, marzo 14, 2006

Morgana. Casilda y Estrella. Capítulo XXVI

Se podría decir que todos los lupanares son iguales en todo el mundo... Más exacto sería decir, que los lupanares frecuentados por marinos son copias casi exactas unos de otros. Todos ellos están plagados de recuerdos que han ido dejando las tripulaciones que han pasado por allí. Banderas, insignias de las compañías, maquetas de barcos, aros salvavidas, fotografías... Son como una playa tras un naufragio, llenas de recuerdos mojados esparcidos en la arena.

El Master’s Club podría ser la excepción. Su decoración sobria y elgante y la música tan distinta de los exitos chabacanos y estridentes que sonaban en el resto de locales de Pointe Noire.

Escogimos una mesa cerca de la barra y que nos permitía una vista perfecta de todo el local y a la vez nos ofrecía un camino de escape rápido hacia la puerta (muchos años de experiencia en estas lides). Carlitos pidió los wiskies “One bottle of Bells, two glasses, no ice... and open the bottle in front of me, …please”.

La pista estaba abarrotada. Toda suerte de muchachas, procedentes de todos los países de Africa. Negras oscuras de el Congo, angoleñas de cantarín acento, estilizadas modelos de Calabar, ...
En una privilegiada esquina, en la parte más oscura y discreta del local, en un reservado guardado por un guardaespaldas de unos dos metros, negro como la noche, se encontraba ella. Mirando sin ser observada, pero atrayendo hacia ese lugar toda mi atención.
- Es ella, ¿no?
- Si, pero no intentes acercarte a menos de dos metros de ese rinoceronte negro, o ni yo mismo podré evitar que salgas de aquí con dos costillas rotas...como poco.
- Descuida, no tengo el más mínimo interés en buscar problemas, el whisky es bueno y la compañía femenina supera con mucho cualquier expectativa.
En aquellos momentos, nuestra mesa la compartían seis muchachas que se afanaban en atraer nuestra atención. Carlitos sacó a bailar a dos de ellas y allí me quedé desempolvando mi gallego con dos preciosidades de Benguela, mientras las otras dos, que no entendían una palabra de nuestra conversación, dudaban si quedarse en la mesa o seguir al elefante blanco a la pista de baile... algo, que viendo a Carlitos bailar, parecía de lo más peligroso.
El camarero se acercó entonces y respetuosamente me pidió que le acompañase a presencia de la Dueña. Seguí al buen hombre con un temor injustificado, pero que aumentaba a medida que me iba acercando al imperturbable coloso, que seguía mis pasos con una mirada que sería capaz de helar un desierto al mediodía.
El camarero me abandonó en la mismísima frontera, es decir junto a la mole de músculos y se retiró discretamente. El guardián entonces, me invitó a ocupar una silla en la mesa de aquella MUJER. MUJER si, mujer con mayúsculas. Yo que he recorrido Africa, que he visto bellezas negras que nada tenían que envidiar a la más bella de las top-models europeas, estaba ante una mujer de indescriptible belleza y magnetismo. Sus ojos mostraban una mezcla de burla y calided, tan lejana de la mirada de lascivia o de total inocencia que se encuentra en el resto de las mujeres que trabjan en las noches africanas.
Su porte le confería una superioridad evidente. Pero sus gestos me invitaban a sentirme como ante una vieja amistad.

- Has tardado mucho.
- No le entiendo, acabamos de llegar y ....
- Catorce años es mucho tiempo...
- ¿Perdón? ¿Catorce años?
- Tranquilo, tómatelo con calma. Compartiremos esta botella, dijo mientras me acercaba un vaso y me servía de una botella sin etiquetar. Se que adoras la caña de tu tierra. Esta me la tráe un amigo desde Caldas de Reyes.
- Ummm, es buena. Caldas, cuanto tiempo...
- Mucho, mucho tiempo. Catorce años dan para cambiar una vida.
- Si,...creo que es suficiente, al menos la mía ha cambiado mucho.
La conversación parecía ser la continuación de una charla interrumpida hace tiempo y que vuelve a ser retomada con total naturalidad. Puede que fuese el alcohol o el ambiente del local...para mí, era todo tan normal...
- Entonces, nos conocemos...nos hemos visto antes...
- Ja,ja,ja, su risa parecía iluminar el oscuro rincón, Has tardado en volver a esta parte de Africa. Pero Yo nunca he perdido la esperanza de que vinieras de nuevo a mí. Incluso antes de que llegaras a Pointe Noire, te he estado visitando, observándote, intentando ver si habías cambiado o si seguías siendo el mismo. Y ciertamente lo eres.
- El mismo, ¿el mismo qué?
- En tu tierra dirían el loco. Aquí eres el que cree. Eres el que ve más allá. Aquel a quien le hablan los animales, el que no teme a lo que los blancos llaman brujería. ¿Recuerdas al búho que te miraba como si te conociera, o a la ballena que de súbito apareció justo al lado de tu barco, o a la manta raya que merodeaba a vuestro alrrededor, hasta quedar atrapada en uno de vuestros cables... y que tú decidiste cortar para liberarla?
- ¿Cómo puedes saber Tú, todo esto? Estabamos a 60 millas de la costa...
- Mi espíritu viaja tomando muchas formas . Y Yo...yo necesitaba verte...
- Bien , te creo. Pero aún así, no sé de que nos conocemos.
- ¿Tanto he cambiado? Si, la verdad es que a veces, ni yo misma soy capaz de ver en el espejo, a aquella niña a la que dabas una bolsa llena de los más fabulosos dulces, mientras le sonreías con esa sonrisa joven y llena de vida. Cuanto envidiaba a las chicas que esperaban vuestra salida en la terraza del Miramar... Yo, esa pequeña, te adoraba... estaba loca por tí.
- Tú, ... tu eres la pequeña Marietta... Pero debías tener unos diez años...
- Once, once para ser exactos. Y mi nombre, aunque sea adorable oirte llamarme Marietta ... Mi nombre es Morgana.


Capítulos anteriores en La Muralla y en la Sociedad Pajaril la Aurora.


Kuito Olifield 15.03.06... hoy vuelvo a casa... So tell the girls I'm back in town...

sábado, marzo 11, 2006

Ese olor...




- Banana milk with no sugar. Una jarra entera en el frigo esta mañana... Su olor me traslada inmediatamente hasta la casa de mis padres. Soy pequeño y mi madre prepara papilla de plátano para mi hermana pequeña y ... para mí.
- Mi piel está seca ... probablemente por el aire acondicionado. La crema hidratante de avellanas. No paro de olerme las manos. El olor me lleva a Canarias, a esa mujer que me enseñó lo que es el amor al Sur.
- El primer oficial de máquinas, viene al puente a consultarme acerca de un problema con la bomba de CI. Huele a una mezcla de aceite y diesel. Me recuerda a mi padre cuando llegaba de navegar. El olor a máquina de barco lo impregnaba y tardaba en desaparecer lo que le duraban sus vacaciones.
- Doce horas de guardia, el calor africano. La ducha me espera, ... me desnudo. Huelo a sudor, a un sudor sano, a sudor de trabajo.
Recuerdo mis guardias en cubierta, siendo un joven oficial en el
“Julia del Mar”, cansado, hambriento y sudándolo todo bajo el sol implacable de Fuerteventura.

Vuelvo a casa... Huele a luz, a suavidad, a cariño, a besos y caricias interminables... Debo estar cerca ... me huele a Tí.


...ólelo Paquito, ólelo...a que ole bonissssimoo.

Cuchifritín y Paquito de Elena Fortún.

Angola. 11 de marzo de 2006

sábado, marzo 04, 2006

Ken...en el Congo. Casilda y Estrella. Capítulo XXV


He decidido vender mi alma. Para ello he pensado primero en el anuncio y dejaré el precio para el final. El anuncio deberá ser breve pero a la vez imaginativo e interesante…cosas del marketing.

He de reconocer que no es un alma totalmente nueva… tiene algunos años de uso, algunos rotos y algunas reparaciones por hacer… pero hasta el día de hoy ha estado en uso y no precisa mucho mantenimiento…

Para incluir en “Pensando mientras me ducho”… la gran obra de la filosofía mundial de este siglo…



- Vamos hombre alegra esa cara. Parece que vayas a un funeral.
- Bah!! No sé que coño me pasa…debe ser este jodido trabajo. Estoy empezando a estar hasta arriba de estos cabrones de la Texaco.
- Lo ves!!! Necesitabas esta esta noche out. Unas birras y un poco de compañía femenina es todo lo que necesitas y mañana nuevecito a empezar otra vez…Mon Capitano.
- No me encuentro con ánimo Carlitos, estoy cansado…
Cualquiera que no conociese a Carlitos se extrañaría de que aquella mole de 130 kilos y de unos largos metro noventa, pudiese llevar este diminutivo. Pero es que pese a su tamaño y a sus cuarenta y dos años de edad, Carlitos era básicamente como un niño.
- Olvídalo Capi, el Cactus Bar tiene fama de servir la cerveza más fría de África y el Master’s Club las mulatas más calientes…
- Bufffff…
- No entiendo lo que tienes, desde que te has ido a vivir a esa aldeucha has cambiado. ¿Sigues liado con la niña de la taberna? “Yes my friend, two beers, please” “Cold ones, eh???".
- Joder Carlitos, te he dicho mil veces que no estoy liado con ella. Es solo una amiga.
- Y dale, ese es exactamente el problema, estás encoñado y no lo quieres reconocer.
Cómo explicarle a Carlitos, alguien tan apegado al presente, al día a día, que en aquella taberna había encontrado a la mujer más extraña, interesante e inalcanzable. A su madre, una meiga gallega, capaz de leer el fondo mismo de tu alma. Si a esto le sumamos el tener como compañero a un cuervo llamado "Maruxo", el cual no solo habla, si no que aún encima critica…Nada “no way” nada que hacer…Mejor dejarlo.
- Valeeeee, puede que tengas razón y solo sea un caso de encoñe, pero no creo que una juerga sea el antídoto…
- No subestimes a las chicas de Morgana.
- ¿Morgana? No será la Morgana de Corto Maltés, jajajjajaaa
- Ni puñetera idea de lo que me estas hablando. Esta es la Mónica Bellucci en el “Pacto de los Lobos” de África. La bella y misteriosa dueña de el Master’s Club. Inalcanzable para cualquiera de nosotros y protegida por colosos negros que la guardan como a una virginal princesa…
- Convencido, tomemos entonces una última ronda de Wock (cerveza típica del Congo) y preparémonos para penetrar en el reino de la misteriosa Morgana…


Kuito Oil field 03 de marzo de 2006

Capítulos anteriores en "La Muralla" y en "La Sociedad pajaril La Aurora"

viernes, marzo 03, 2006

Cocodrilo en Pointe Noire






Africa puede mostrar todavía, su lado más salvaje. Junto al muelle donde solemos atracar, durante las obras de limpieza y explanación, se descubrió este ejemplar de cocodrilo. Calculan que su edad era de unos cincuenta años, medía unos 8 metros de largo y pesaba unos 700 kg... impresionante.

Prometo (prontito) un nuevo capítulo de Casilda y Estrella....



Muy pronto "Ken...en el Congo"