El frío se le colaba poco a poco por cada uno de los poros de su cuerpo. Pero hoy no era el frío, no era ni siquiera el hambre lo que atenazaba su garganta impidiéndole gritar basta. Hoy era la soledad, el vacío, la nada. Ese sentimiento era lo que le mantenía paralizado, congelado, la mirada fija en el horizonte. Cuantas veces había fantaseado durante sus años de estudiante en la Escuela de Náutica, acerca de lo bonito que debía ser el naufragar y acabar en una isla desierta. Tras una semana en esta isla ya sabía que es ser un naufrago y a su mente acudía una y otra vez la voz de Sting cantando “message in a bottle”.
Ya es este mi tercer día aquí. Poco a poco mi cuerpo y mi mente vuelven a acomodarse en la rutina del barco, de los compañeros, del trabajo en general. Ahora es más difícil el acceso a internet y eso hace que cada hora me encuentre a mi mismo mirando el correo con la esperanza de encontrar…………. Déjalo, son casi las tres y me encuentro un poco cansado….. Capaz que mañana seré capaz de escribir algo, sino con más sentido, si al menos con más gracia.
Besiños guapiña…..
Besiños guapiña…..
