Nunca llegué a pensar que existías realmente... pero hoy teniéndote ante mí, me doy cuenta de que antes ya te soñé, te pensé, te busqué, te intuí ... En dos minutos te irás ... lo has venido anunciando toda esta tarde. Tu trabajo, tus amigos, tu vida... todo te aleja de mí. Se que un día te volveré a encontrar y que ya nunca te irás de mi lado.
Nótese que el autor podría emplear al final, la tan manida frase "y serás mía para siempre". Ken nunca ha considerado el haber sido dueño de ninguna mujer... Realmente ¿podemos llegar a ser dueños de otro?